domingo, julio 13, 2008

Betancourt

Sigo con interés las noticias referentes al secuestro y la posterior liberación de la política colombiana. Una de las primeras referencias que tuve de ella fue la de la famosa fotografía de aquella mujer avejentada, enferma y con la mirada baja, sentada en una especie de mesa picnic selvática, sosteniendo en sus manos un recipiente ( vaso o botella, no lo recuerdo) y con aquel manto de cabello negro larguísimo que daba la impresión de que se nutría de la poca energía que le quedaba.

Pasaba yo por una época de desintoxicación de noticias y noticiarios y alejada de la actualidad,así que no sabía detalles, fué a partir de su liberación que retomé el hilo de las noticias en general y de esta en particular.

En primer lugar y debates políticos y morales aparte, llama la atención el profundo cambio operado en esta persona, sus fotografías antes del secuestro,eran las de una mujer bella y llena de vitalidad, valiente, atrevida, demasiado quizás, que no tenía pelos en la lengua a la hora de denunciar corruptos y corrupciones, que se rebelaba, que no cedía, y de cómo la han castigado.

Porque ella se sostiene en sus ideas, en sus principios y hace manifestaciones, y reivindica el hecho de que todavía hay rehenes, que la cosa no ha terminado, pero ahora es más prudente, hace un llamamiento para una manifestación en Colombia a la que no acudirá, declara que se debe a su familia, sus hijos, toda la gente que la apoyado y ha sufrido por ella, el tiempo dirá si es un cambio de estrategia en su carrera política o el principio del fin de ésta, y como mucho quedará en referente testimonial, observadora política en la distancia.

Hay quien dice que se lo buscó, yo creo que se lo encontró, que la vida cotidiana de esta persona estaba tan imbuida en su lucha y sus ideales que no pensaba en nada y nadie más, ni en ella misma ni en los dos hijos entonces pequeños que ya tenía.

Y no es que sea justo, no lo es, pero es la triste realidad, si en esta vida se castiga duramente el hecho de ser una persona de principios y librepensadora a niveles de la más anodina cotidianeidad, el hecho se multiplica por infinito a niveles de poder político, social o económico, en el pais de Betancourt y en el de cualquiera, seamos realistas.

Juegas ateniéndote a las reglas o te retiras, machacas o te machacan, dualidades, planteamientos existenciales que tarde o temprano se plantea la persona en el momento que es consciente de la realidad de la vida. Eliges, te decantas, y comienzas a actuar, y toda acción tiene consecuencias comenzando una maraña de compromisos, deudas y chantajes propios y ajenos que nos hacen sentir atrapados y sin salida, en un túnel que sólo nos permite ir hacia adelante, a pesar de no ver luz al final.

Creo que ante todo esto es muy necesario que pensemos que siempre estamos a tiempo de rectificar y que todo, absolutamente todo en esta vida tiene solución, el fatalismo sólo nos lleva a ahondar más en nuestros errores, sopena de estar cada vez más desgastados y agotados y menos preparados para empezar de nuevo, para replantearnos nuestra existencia.

Y sé muy bien de lo que estoy hablando.

Besos fraternales.

1 comentario:

Nepomuk dijo...

O dicho de otra forma... si quieres levantar la carta de la valentía, asegúrate de levantar primero la de la prudencia.